Benjamín Subercaseaux 1902-1973




No existe otra muerte que el olvido

Tanto el enorme despliegue multidisciplinario como también el cosmopolitismo, probablemente heredado de sus continuos y permanentes viajes, son dos rasgos característicos del proyecto escritural de Benjamín Subercaseaux. Quien en sus primeros años fue educado por su madre Ida Zañartu Luco y su abuela paterna, Juana Browne, ya que su padre murió poco tiempo después de su nacimiento.

Ya en 1909, partió por primera vez a Europa, y recorrió varios países, deteniéndose especialmente en Francia. De regreso en Chile inició sus estudios en su propio hogar, para posteriormente, en 1912, ingresar al Instituto Nacional y luego al Colegio de los Sagrados Corazones, comenzando así una educación de carácter formal.

A los 16 años, se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, pero pronto tuvo conflictos con la carrera y decidió partir nuevamente a París, la ciudad en que había transcurrido parte de su infancia. En la capital francesa, se matriculó en la Universidad de La Sorbonne, donde se doctoró en Sicología General. Tras graduarse, viajó por Europa, África y Oceanía, interiorizándose y empapándose de estas culturas, a la vez que sentía crecer paulatinamente una relación contradictoria con su patria.

En 1927, volvió a Chile y toda su experiencia fuera del país comenzó a volcarla en una obra literaria crítica y reveladora de aspectos muchas veces subyacentes, omitidos u ocultos de nuestra cultura. Su formación parisina lo llevó a publicar sus primeros libros en francés y firmarlos bajo el seudónimo de Lord Jim: Le voyage sans but et sans fin (1929), 50° Latitude sud (1930) y Propos sur Rimbaud (1930). Paralelamente, empezó sus colaboraciones en la revista Zig-Zag, donde más tarde escribiría, entre los años 1951 y 1956, en la sección “Plumas nacionales”, punzantes y satíricos artículos sobre Chile y su idiosincrasia.

Hacia 1932, regresó a Europa. Mientras tanto, siguió cultivando su interés por la medicina, ciencias antropológicas y sociológicas, lo que le llevó a publicar ensayos de índole científica. En 1936, por otra parte, dio a conocer su primer libro de versos: Quince poemas directos, el cual pasó casi inadvertido por la crítica. Además, publicó Mar amargo, que después adaptaría a obra de teatro con el nombre de Chaina-boy.

Dos años después, escribió uno de los libros más íntimos dentro de su obra literaria, una especie de autobiografía de su infancia, el cual tituló Niño de lluvia. Posteriormente, en 1940, salió a la luz Chile, o, una loca geografía, una de sus creaciones más elogiadas, considerada un homenaje del autor –aunque no exento de observaciones críticas- al país. Los años siguientes fueron muy prolíficos, ganándose así con sus obras un significativo lugar en las letras chilenas. Sus libros más importantes, desde 1943 fueron: Retorno de U.S.A: New York spring 43, sobre su experiencia en Estados Unidos; Tierra de océano: la epopeya marítima de un pueblo terrestre (1946), donde hizo una defensa ardorosa del significado del mar para los chilenos; la novela Jemmy Button (1950), una de sus obras más reconocidas y Santa Materia (1954), el que personalmente consideró su mejor libro. Por otra parte, en el ámbito ensayístico obtuvo el Premio Camilo Henríquez de periodismo por su crónica "Los execrables harapientos" en 1952.

En 1956 anunció su retiro del medio literario para dedicarse exclusivamente a su pasión, la investigación científica. De igual modo, en 1963 recibió el Premio Nacional de Literatura, en reconocimiento a su extensa labor literaria.

Benjamín Subercaseaux pasó sus últimos años como cónsul vitalicio en París y Mendoza (Argentina). Finalmente, se trasladó a Tacna (Perú), donde falleció el 11 de marzo de 1973.





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